En el mundo
Todo empezó como un diálogo entre profesores y activistas del movimiento pacifista. El sociólogo noruego Terje Rod Larsen y su esposa, la diplomática noruega Mona Juul, iniciaron en su país una serie de conversaciones de paz directas, secretas y extraoficiales, entre israelíes y palestinos. Los primeros representantes israelíes fueron dos académicos pacifistas: Fair Hirschfeld y Ron Pundik, vinculados al liderazgo israelita. La Organización para la Liberación Palestina fue representada por el economista Abu Alaa y dos asistentes, Hassan Asfour y Maher el Kurd. Las conversaciones terminaron convirtiéndose en oficiales, y en 1993 produjeron el Acuerdo de Oslo, registrado por todo el mundo con un apretón de manos televisado en los jardines de la Casa Blanca, entre el líder árabe Yasser Arafat y el presidente Israelí Yitzhak Rabin. Aunque sólo se había dado un paso en la tortuosa senda hacia la paz en el Medio Oriente, constituyó el mayor logro en décadas de conflicto violento.
El tercer lado está invirtiendo cada vez más para ayudar a resolver las disputas internacionales que antes sólo podían zanjarse mediante la guerra. El Vaticano evitó una guerra por las islas del Canal Beagle entre Argentina y Chile gracias a una mediación que llevó a la división de territorio aceptada por ambas partes. La mediación de la comunidad internacional ha puesto fin a guerras en Namibia, Mozambique, Camboya, Nicaragua y Guatemala. No intervienen solamente los gobiernos. Igual que en las conversaciones de Oslo, cada vez son más las organizaciones no gubernamentales y los ciudadanos que trabajan en forma paralela con los diplomáticos para reunir a las partes y facilitar las conversaciones. Se atribuye a la Comunidad de San Egidio, una reunión de comunidades católicas, el haber facilitado el final de la guerra en Mozambique.
A veces el tercer lado va más allá e interviene por la fuerza para detener la agresión y la guerra. Con la comunidad internacional continuamente consternada por las masacres y violaciones en contra de musulmanes indefensos en Bosnia, las fuerzas internacionales finalmente intervinieron, destruyeron los arsenales serbios, y ayudaron a los ejércitos musulmán y croata a crear un equilibro de poderes, de modo que finalmente los serbios estuvieran dispuestos a conversar. El acuerdo de paz posterior, generado por mediadores internacionales, está siendo puesto en vigor por las fuerzas de paz de veinticuatro países.
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