El Arbitro – Determinando Derechos en Disputa

A veces la mediacion o no es suficiente para resolver una disputa o no es apropiada porque se están violando derechos fundamentales. Mientras un Mediador sólo puede sugerir una solución, un Arbitro puede decidir qué es lo correcto. La figura del Árbitro nos resulta familiar; la encarna el juez en la corte de justicia, y sabemos del arbitraje en los casos laborales. En términos más informales, son Árbitros el maestro que resuelve una disputa entre dos alumnos, el padre que toma una decisión que afecta a dos hijos, o el gerente que decide cómo se resolverá una controversia entre dos empleados. En este sentido, potencialmente todos somos Árbitros.

Reemplazar el conflicto destructivo

Tan solo teniendo en cuenta que constituye una alternativa a la resolución violenta de los conflictos, la adjudicación es una de las grandes invenciones sociales de la humanidad.

Sin embargo, la adjudicación no siempre exige la intervención del Estado; sino que puede ser acordada con el simple consentimiento de las partes. Ellas pueden convenir de antemano que aceptarán la decisión vinculante de un tercero seleccionado en forma conjunta por ellas, ante quien expondran el caso. Esta forma privada de adjudicación, denominada arbitraje, está ampliamente difundida en el ámbito de las disputas comerciales, tanto domésticas como internacionales, y también en el área de las disputas laborales. En efecto, el 95% de los convenios colectivos de trabajo en los Estados Unidos establecen el arbitraje en caso de disputas laborales.

El arbitraje también puede usarse para poner fin a la guerra:

  • Después de una guerra breve pero intensa entre Perú y Ecuador, librada en 1995 en la frontera común, un grupo de mediadores internacionales trabajó con empeño pero no pudo obtener un acuerdo completo. Finalmente, en 1998, bajo la presión internacional, los presidentes de ambos países acordaron designar como árbitros a los cuatro garantes del tratado de límites celebrado en 1942: Brasil, Argentina, Chile y los Estados Unidos. Ante la sorpresa general, los congresos de Perú y Ecuador consintieron de antemano en aceptar la decisión de esos cuatro garantes. Las pasiones nacionalistas aún eran fuertes, por lo que a los líderes políticos les resultó más fácil aceptar una decisión tomada por terceros, que hacer concesiones directas al enemigo.

Para desempeñar el papel de Árbitros, no necesariamente debemos tener más poder o un status más alto que el de las partes.

  • “Entre los factores que llevan a delinquir a los jóvenes, la presión de los pares parece ser el más importante – le explicó el juez voluntario David Silverstein al chico de trece años que había robado dos paquetes de cigarrillos en un supermercado de Wal-Mart-. Aquí tienes toda una sala llena de chicos como tú, que tratan de que cambies.” Silverstein se refería a los seis miembros del jurado, todos ellos de entre 10 y 17 años. Después de escuchar al imputado, el jurado decidió colectivamente su castigo: realizar 28 horas de servicio comunitario, disculparse ante el supermercado, y redactar dos informes: uno acerca del efecto de los robos sobre la economía de la comunidad, y el otro sobre los peligros para la salud que implica el fumar. También lo designaron jurado en ocho casos, de modo que pudiera ayudar al sistema que lo había ayudado. Lejos de condenarlo al ostracismo, trataron de incluirlo en la solución. “Es una segunda oportunidad”, dijo posteriormente el muchacho.
  • “Desde que se inició el funcionamiento del tribunal juvenil en 1983 – informa el sargento de policía Gordon Ferguson-, nuestras cifras [de delitos juveniles] han descendido drásticamente.”

En estos casos, la meta del Árbitro no es sólo determinar quien tiene la razón, sino también reparar el daño a las víctimas y la comunidad, y reintegrar al ofensor como miembro constructivo de la sociedad. Lo que da resultado con los adolescentes también funciona con los adultos. Recientemente se han establecido centenares de tribunales comunitarios, como parte de una tendencia creciente hacia una justicia restauradora y compensatoria, practicada durante mucho tiempo en las sociedades más simples.

  • En Vermont, por ejemplo, los ciudadanos voluntarios de las Juntas Reparadoras Comunitarias condenan a los adultos que han transgredido la ley sin emplear la violencia a compensar a sus víctimas y realizar trabajo comunitario. “Ellos tratan de ayudar, y no de exprimirte -explicó un transgresor. Te hacen pensar sobre lo que haz hecho. Aprendí mucho de esa manera.”

Promover la justicia

La paz no es la única meta del Árbitro; también lo es la justicia. En toda sentencia hay un mensaje a la comunidad sobre lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Los padres tienen también la oportunidad de reafirmar los principios de la equidad cuando arbitran entre sus hijos:

  • Chip, un niño de 7 años que compartía el dormitorio con Tony, su hermano de 5, anunció que se mudaría a una habitación separada. Aterrado ante la perspectiva de estar solo en la oscuridad, Tony acordó cederle a Chip toda su propina semanal, con tal de que el hermano no se mudara. Cuando los padres descubrieron el acuerdo anularon de inmediato la transacción y aprovecharon la oportunidad para enseñarle a ambos niños lo erróneo que era emplear el dinero en esa situación. Le pidieron a Chip que decidiera donde iba a dormir, pero sin ninguna compensación monetaria. Chip optó por seguir compartiendo el dormitorio con Tony, sólo por solidaridad fraterna.

Mediante la promoción de la justicia, también es posible que los tribunales puedan algún día disuadir la violencia politica. Hay tribunales nacionales que ya han comenzado a extender su jurisdicción para juzgar crímenes de lesa humanidad cometidos en otros países.

  • Tenemos el ejemplo recogido por los titulares de los periódicos de todo el mundo en el otoño de 1998: el ex dictador chileno Augusto Pinochet fue arrestado en Inglaterra a pedido de un magistrado español, por estar involucrado en la tortura y asesinato de miles de opositores políticos en la década de 1970.
  • Ante las masacres ocurridas en Bosnia y Ruanda, y con el precedente de los juicios de Nuremberg, en julio de 1998 ciento veinte naciones acordaron establecer una corte penal internacional permanente para disuadir a quienes se sienten tentados a cometer genocidios, agresiones y otros crímenes contra la humanidad, como las violaciones masivas y el reclutamiento forzado de niños para la lucha armada. Dieciocho jueces de dieciocho países distintos ocuparán sus cargos durante períodos de nueve años. Si bien queda por ver cuál será la eficacia de este tribunal, el hecho de que haya sido creado constituye un primer paso esencial.

Alentar la negociación

Sin embargo, al decidir quien tiene la razón y quien está equivocado, el Árbitro corre el riesgo de hacer aún mas tensa la relación entre las partes. Paradójicamente entonces, la función de los Árbitros consiste en alentar un acuerdo negociado, siempre que sea posible y adecuado. En una disputa entre empleados que apelan a la decisión de su supervisor, éste puede exhortarlos a que primero traten de resolver la cuestión por sí mismos; un juez puede hablar con las partes en privado e indicarles que, antes de volver al tribunal, intenten la mediación. Para ayudar a las partes, el Árbitro puede incluso sugerir una norma o procedimiento equitativo que enmarque las conversaciones. Un gerente puede especificar el costo y los niveles de calidad que quiere que satisfagan dos departamentos que tienen opiniones encontradas en el diseño de un producto. Si dos niños se pelean por un pedazo de pastel, la madre puede decir: “Muy bien, Johnny, tú corta el pastel, y tú, Mary, elige primero tu porción”.

Recursos

Breve bibliografia

  • Elkouri, F., E. Elkouri, M. Volz, E. Goggin. (1997) How Arbitration Works: Elkouri and Elkouri Fifth Edition. BNA Books.
  • Goldberg, S., F. Sander, and N. Rogers (1992) Dispute Resolution: Negotiation, Mediation, and Other Processes Second Edition. Boston: Little Brown.
  • Goodman, A. (1993) Basic Skills for the New Arbitrator Solomon Publications.
  • Ury, William (2000). The Third Side:Why We Fight and How We Can Stop. New York: Penguin.

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